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¿Por qué es tan importante la transición energética?

La transición energética ha tomado una relevancia especial durante los últimos años debido a la crisis climática a las que nos enfrentamos como planeta y sociedad. De acuerdo con varios reportes elaboradoras por la ONU, es urgente el poder limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5 °C para evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable.

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Esta limitación en el aumento de la temperatura global, que se basa en la eliminación de millones de tonelada de gases de efecto invernadero que son emitidas día con día requieren de una transformación global: un cambio de forma y fondo en cómo entendemos, transportamos y consumimos la energía. La transición se basa en una frase sencilla pero que implica años de trabajo: la descarbonización del sector energético.

A lo largo de la historia ya se han dado varias transiciones energéticas por diferentes motivos y realidades coyunturales, como el reemplazo de la leña por el carbón, lo que inició la Revolución Industrial. En ese sentido, esto no es algo nuevo, pero sí es un proceso que tiene diferentes aristas económicas, políticas y sociales. Lo que sí es novedad de este proceso es la urgencia de hacerlo, y el desafío existencial  que podríamos enfrentar si no lo logramos.

Como parte de estos esfuerzos, se han implementado diferentes protocolos, acuerdos, y políticas a nivel país y a nivel global para crea objetivos que ayuden a reducir las emisiones de manera realista. En el caso de México, algunos de los objetivos a los que nos hemos comprometido internacionalmente a través de Acuerdo de París incluyen: Reducir incondicionalmente los gases de efecto invernadero (GEI) en 22% y las emisiones de carbón negro en 51% con respeto a niveles business-as-usual en el 2030, o reducir condicionalmente los GEI en 36% y las emisiones de carbón negro en 70% con respeto a niveles business-as-usual en el 2030; es decir, los objetivos se alcanzarían si México recibe ayuda internacional.

Para lograr todo lo anterior, es prioritario realizar la transición energética, entendida como un cambio estructural a largo plazo en los sistemas energéticos. El futuro será de las energías renovables, aquellas que se sustentan en la fuerza de la naturaleza, y que no emiten emisiones de efecto invernadero; como la solar o eólica, además de nuevas propuestas como el hidrogeno verde.

Esta evolución energética requiere de muchos cambios de peso, como reducir las emisiones de CO2, minimizar el impacto ambiental, realizar una transición justa para todos, cambiar los hábitos de consumo de energía, y mejorar la eficiencia energética en todos los ámbitos. Sin embargo, los cambios no son de un día para otro, ya que desprenderse de nuestras fuentes de energía actuales no puede ser inmediato, por lo que es importante desarrollar y hacer crecer el sector de las energías de transición.

Una energía de transición que es segura, eficiente, barata y que tiene mucho menos impacto medioambiental que otros combustibles fósiles es el gas natural, un energético que esta ganando peso a nivel mundial y que tendrá un impacto significativo en el mix energético del presente y futuro. Su llegada a nuevas zonas tiene un impacto directo en lo económico, competitivo, social y por supuesto, medioambiental.